Reseña:
A Step Two Close
Jaimie Roberts
U
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sé el sexo para ayudarme a olvidar.
Para ayudarme a adormecer el dolor.
Porque durante esos pocos minutos de
placer, podía cerrarme a todo.
A los recuerdos de todo lo que había
perdido. De todo lo que había soportado.
De todo lo que vi morir ante mis ojos.
Me acosté con un hombre que no puedo
quitarme de la cabeza. Se suponía que era algo de una sola vez sin apegos ni
compromisos. No se intercambió ningún nombre ni ningún número de teléfono. Y
estuvo bien para mí… hasta que me quedé despierta por la noche, soñando con la
caricia de ese hombre. Deseando y anhelando sentir su toque una vez más.
Pero un día, mis fantasías de ver a
ese hombre de nuevo se volvieron una realidad en una pesadilla que consumía
demasiado. De repente, está en mi casa, y esa sonrisa engreída de él promete en
silencio más por venir.
¿Y la razón de eso? Su padre se va a
casar con mi madre. Vamos a ser una familia.
Estoy en los siete círculos del
infierno. Su mirada solo consume mi alma y me hace suplicar por más. Me desea y
está decidido a atraparme. Soy su obsesión, y me he convertido en esclava de su
enamoramiento… de los juegos que le gusta jugar. De los juegos que sabe me
harán rendirme a su voluntad.
Pero ese no es el único problema. Esa
no es la única razón por la que vivo en mi propio infierno personal.
El año anterior a conocer a mi futuro
hermanastro, Hunter… El año en que tomé la decisión de acabar por destruir mi
alma…
Perdí mi virginidad con el padre de
Hunter.
Reseña
Cuando leí la sinopsis de ésta novela,
no pude esperar a empezar a leerla. No soy una fan de los triángulos amorosos,
pero desde luego me gustan los romances entre hermanastros, sobretodo si están
tan buenos como Hunter.
Ayden perdió a su padre de muy joven,
algo por lo que siempre se ha culpado -no que pudiera olvidarlo cuando su madre
se lo recuerda a diario-, y para olvidar, decide entregarse a hombres desconocidos
para una noche de sexo en el día de su cumpleaños. Nada malo ahí, ¿verdad? Pero
la cosa cambia cuando su madre le presenta al hombre con el que se va a casar –el
mismo que reventó su cereza hacía un año- y su hijo –el mejor polvo de su vida
y que no puede olvidar-. ¿Puede ponerse peor? Puede.
En A
Step Two Close, la autora le da un nuevo sentido a la palabra “incómodo”. En
serio, he leído infinidad de historias sobre chicos que tienen sexo y que cuyos
padres después se casan: están Jax de
Vivian Lux, Prick y Tool
de Sabrina Paige, la serie “Montecarlo” de Robyn Hill, la mini saga Too Far de Abbi Glnes…, un montón, pero
que la protagonista no solo tenga relaciones pasadas con el hermanastro/próximo-a-serlo
sino también con el próximo-a-ser padrastro, es demasiado.
Es necesario destacar, a su vez, los
grandes personajes que se pueden encontrar entre las páginas.
En primer lugar está Ayden, una joven
estudiante de criminología que guarda demasiados secretos y dolor dentro suyo a
raíz de auto culparse por la pérdida de su padre. La chica es fuerte como una
roca y un poco demasiado sadomasoquista
para mi gusto. Además, están tan bien descritos y expresados sus sentimientos y
pensamientos que el lector casi puede sentir en su propia piel cada golpe.
Le siguen los hombres Davenport.
Hunter, el hijo, por un lado, es un cliché andante: rico, guapo y mujeriego,
una triple amenaza, y ha puesto los ojos en Ayden, lo que augura indecentes
escenas entre sábanas –o contra paredes-. Lo que me sorprendió mucho de éste
protagonista es su incapacidad para ver las señales a su alrededor, en serio,
habría que estar ciego para no darse cuenta de lo que pasaba.
Y después está el padre, Mason, quién
va a casarse con un monstruo con máscara de dulce y amorosa madre, mientras
sigue atraído por su ahora hijastra.
También creo que merecen una mención
los fabulosos y súper entretenidos amigos de Ayden: Mandy y Christian. Éstos dos
personajes amenizan todas y cada una de las escenas en las que aparecen y son
la principal fuente de diversión en la novela.
Pero quiénes tienen un papel
fundamental en la historia son los secuaces de Satán y antagonistas del
manuscrito: Kat, la madre, y Robert, el chiflado rechazado. Ambos son crueles y
vengativos, sobretodo la primera, quien me recordó mucho al padrastro del libro
Hate Sex de Sinden West. En serio,
estos dos están como una cabra y desde luego se merecen todo lo que les sucede a posteriori.
Nunca antes había leído un trabajo de
ésta autora y me he quedado gratamente sorprendida por su grácil prosa y la
cantidad de emoción que ha conseguido inyectarme con sus palabras, sobretodo
gracias a la combinación del punto de vista del narrador entre Ayden y Hunter
¿Y las últimas páginas? Sencillamente
genial. No me esperaba para nada éste final y fue algo diferente que puso el
último toque a la novela.
Citas
“-¿Puedes ser quien me ayude a olvidar? –Ciertamente puedo intentarlo.”
“¡El karma no podría se tan cruel!”
“Conocía esa sonrisa. Prometía que estaría estudiando mucho de él.”
“¡¿Por qué la gente tenía que poner paredes en las casas?!”
“Quiero agregar más colgantes a tu brazalete.”
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